sábado, 17 de octubre de 2009

ENSAYO "LA FISOLOFIA DE LA EDUCACION COMO UNA GRAN IMPORTANCIA EN LOS DIFERENTES NIVELES EDUCATIVOS"




LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO

MARÍA TERESA YURÉN CAMARENA

ENSAYO GENERAL

M.C.E. RAÚL MARTÍNEZ VÁSQUEZ

L.P. LINO QUINTERO ZARAGOZA
L.P. ROMELIA RAMIREZ RUIZ






ACAYUCAN, VER., A 17 DE OCTUBRE DEL 2009



LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO


“CON LA PRESENCIA DEL CONSTRUCTIVISMO CUALES SON LOS DESTINOS QUE ASPIRA LA EDUCACIÓN EN MÉXICO PARA ENFRENTAR LAS GRANDES ADVERSIDADES QUE HOY EN DÍA PRESENCIAMOS PARA RECONOCERNOS COMO ESCUELAS DE CALIDAD”


“LA FILOSOFIA DE LA EDUCACIÓN COMO UNA GRAN NECESIDAD EN LOS DISTINTOS NIVELES EDUCATIVOS”

La necesidad de la Filosofía en la educación. Una necesidad que calificamos de esencial. La filosofía y su posible relación con los niños y los jóvenes, en la Enseñanza Primaria, Secundaria, Bachillerato y nivel Superior, pensamos que la filosofía no es muy necesaria a cualquier edad.
Parafraseando a Carl Rogers, quisiéramos que nuestras palabras tengan una utilidad mayor que incrementar la ya vacilante pila de palabras acerca de palabras, ¿inútiles palabras?, a pensar que la verdad son las palabras. Si fuera así, habríamos fracasado. Y si se convierte en "conocimiento académico", en el que las palabras ya están muertas, y disecadas y vacías de significado se vuelcan en las mentes de estudiantes pasivos, de modo que individuos vivos cargan con las porciones muertas y disecadas de lo que una vez fueron pensamientos y experiencias vivos - sin tener conciencia de que alguna vez lo fueron -, entonces sería mejor no haberlas pronunciado nunca.
Entender la filosofía como el núcleo de toda vida humana, de toda educación y de todo humanismo; y que la educación humanista y la vida humana busquen, encuentren su sentido y estén comprometidas con la filosofía. Éste podría ser un buen camino para la construcción de una educación de calidad. Comenzamos haciendo observar que “todo lo que hacemos acarrea consecuencias, incluso nuestra conducta moral, aunque no podamos decir cuánto tiempo tardará en manifestarse una consecuencia ni de qué forma lo hará llegado el momento”.
Una reflexión para analizar y poner en práctica es --somos los educadores, sobre todo, quienes tenemos el deber de interrogarnos y buscar nuevos modelos que renueven y promuevan una mayor calidad de nuestra enseñanza. Tenemos que salir de nuestra propia endogamia para cambiar nuestra manera de pensar y de sentir la educación. No descarguemos toda responsabilidad sobre las cabezas de los alumnos. Pensemos que tal vez deba cambiar nuestro rol.
Una educación adoctrinadora y manipuladora mantiene a las personas en la incapacidad de ser autónomas. Se consigue un desarrollo y una satisfacción heterónoma, decidida por otros.
El esfuerzo impostergable y consciente por elevar la calidad de vida en la actualidad, así como por propiciar un desarrollo verdaderamente sostenible para la mayoría de la sociedad supone, atender y desarrollar a la educación en tanto elemento necesario y base fundamental para la sociedad.

Para algunos : “La filosofía de la educación parece estar experimentando una marginalización creciente hoy .... El dilema central que enfrenta este campo es encontrar la forma de ser tanto académicamente buena como importante para los practicantes[1]... “ (Bredo, 2002, 263), mientras que otros aseveran que : “Hoy por hoy la filosofía de la educación goza de reconocimiento mundial, lo que no excluye que exista un fuerte debate en torno a esta disciplina teórica[2]” (Chávez, 2003, 7).

Al parecer la filosofía de la educación juega un papel muy importante y significado ya que gracias a la filosofía, se desprende un gran cumulo de conocimientos científicos que conllevan a la ejercitación propia de sabiduría del ser humano, misma que pone en juego su análisis, síntesis y comprobación de los hechos. Por lo tanto el estudio y la fundamentación científica de la práctica educativa puede tener lugar a partir de diversas ópticas y perspectivas disciplinarias, como son la economía de la educación, la psicología educativa, la sociología de la educación, la didáctica educativa, la historia de la educación, la metodología de la investigación educativa y la filosofía de la educación, entre otras.
La libertad intelectual significa la restauración del pensamiento individual absorbido ahora por la comunicación y el adoctrinamiento de masas, la abolición de la "opinión pública" junto con sus creadores. Toda liberación depende de la toma de conciencia de la esclavitud. Como plantea Heller la libertad y felicidad son conceptos abstractos, y como tales no se eligen.
Dice Matthew Lipman "existe un lugar muy especial en las vidas de muchos niños que solo puede llenarse con la filosofía". La filosofía no es cosa de ancianos.
Todos sabemos que la filosofía occidental, nuestra filosofía, vio la luz en la antigua Grecia, y surgió en forma de aforismos, poesía, diálogo y drama. Fue creciendo, como cualquier ser vivo, hasta convertirse en una disciplina académica y accesible sólo a unos pocos privilegiados. Poco a poco se ha convertido en algo a aprender más que en algo a hacer. Hay que sacar un título académico y para ello se necesita pasar ciertos exámenes. Se aprende filosofía, no se hace filosofía. ¿Podremos extrañarnos de que haya tan pocos buenos filósofos?.
Hoy la filosofía vuelve a estar de moda y se la presenta como una práctica con múltiples aplicaciones. Todo esto está muy bien, aplaudimos esos empeños, pero aplicar la filosofía no es lo mismo que hacerla. Nosotros proponemos hacer filosofía, y nuestro modelo a seguir es Sócrates. La filosofía no es una adquisición ni una profesión, sino una forma de vida. Como dice Sócrates enseña no a adquirir o a aplicar filosofía, sino a practicarla, y nos reta a imitarle.
¿Saben cuando dejó la filosofía de ser importante en la educación? Cuando apareció la Reforma. La reforma con mayúsculas, no me refiero a nuestras reformas en educación. Y ¿qué ocurrió en ese momento? Pues que se necesitaban hombres de negocios y científicos. Así fue expulsada la filosofía del paraíso de la educación. No hace muchos años volvió a ocurrir algo parecido en nuestro país.
Coincidimos con la tesis de que: “El pensamiento filosófico sustenta la práctica educativa, de esta forma, pasa a ser parte de la misma, permitiendo orientar la enseñanza con el fin de forjar un individuo y una sociedad digna y coherente con la realidad actual de un mundo globalizado[3]” (Carla, 2000).
Las habilidades de razonamiento son esenciales para leer y escribir bien, y la alternativa al adoctrinamiento de los alumnos en los valores, es ayudarles a reflexionar eficazmente sobre los valores que continuamente se le están presentando.
¿Consistirá la educación, en que aprendamos a pensar por nosotros mismos? Vamos a pensar que pueda ser así.
Dice Calvin Coolidge "La educación consiste en enseñar a los hombres, no lo que deben pensar, sino a pensar".
¿Debería la educación ayudarnos a encontrar sentido a lo que hacemos, a lo que estudiamos?
¿Sería esto ayudarnos a pensar?
Lo que mueve a obrar o a dejar de hacerlo no son las cosas, sino los pensamientos, las ideas que tenemos de ellas. La capacidad de pensar nos libera del sometimiento servil al instinto, al apetito y a la rutina, a darte cuenta del error y a salir del fracaso.
Queremos que las personas, en este caso los niños y los jóvenes, no sigan siendo seres pasivos, meros receptores de lo que los adultos, casi siempre masculinos queramos imponerles. Que sean capaces de... Que comiencen a ser responsables, a responder de sus actos porque son suyos y no impuestos por otros.
La educación humanista es, diálogo, diálogo entre todos. Los invitamos a que nos preguntemos ¿Qué clase de niños y de jóvenes tenemos, y cómo queremos que sean? ¿Sumisos, dóciles, hipócritas, consumidores de lo que les echemos, o personas capaces, responsables y libres?
Los estudiantes están aprendiendo que la aceptación pasiva de las ideas es mejor que la crítica positiva, que la investigación está más allá de su alcance y no es asunto suyo, que la memoria es la forma más alta de triunfo intelectual, que el fin de la educación es recordar una colección de hechos inconexos, que hay que valorar más la voz de la autoridad que el criterio propio, que las ideas propias y las de los compañeros son incongruentes, que los sentimientos no cuentan en educación, y que toda pregunta tiene siempre una respuesta acertada y simple.
En tiempos pasados no se enseñaba a pensar. El ser humano está condicionado para saber, y uno no conoce cuando no alcanza la razón de ser del objeto que conoce.
Decía nuestro gran filósofo Don José Ortega y Gasset que "esta vida que nos ha sido dada, no nos ha sido dada ya hecha, sino que tenemos que hacerla, cada cual la suya". Y añadía: "nada que merezca la pena ser aprendido, puede en realidad ser enseñado".
Esto nos conduce a que el ser humano tiene la plena libertad y racionalidad de generar estrategias que nos permitan establecer ciertos lineamientos que cumplan las expectativas que demanda la sociedad, todo esto plasmado en el llamado currículo.
¿Abejas o zánganos? ¿Qué pretende la educación?
En este sentido, nosotros hablamos de aprender más que de enseñar y concebimos el aprender como explorar. Profesores y alumnos exploran juntos, comparten experiencias, conocimientos, métodos de investigación, etc. En una palabra, dialogan.
“El conocimiento es algo que cuanto más se comparte más se tiene”.
También el filósofo Sócrates solía decir: “Sólo sé que no sé nada”.

“La filosofía de la educación hoy, en los Estados Unidos y en cualquier otro lugar, es realmente un híbrido de filosofías educacionales y de aquellas teorías... que argumentan que la filosofía y la teoría no pueden ni deben estar separadas[4]” (Burbules, 2002, 352).
Los niños y jóvenes necesitan desarrollar unos principios de razonamiento de manera que sean conscientes de las ocasiones en las que ellos mismos o sus propios compañeros están siendo ilógicos, no razonables o acríticos. Deben aprender a razonar, a ser capaces de procesar la información que van adquiriendo, a ser capaces de extraer inferencias válidas, de identificar presunciones que subyacen a ellas, de formular definiciones satisfactorias, de dar razones de las propias opiniones, de formular preguntas, etc. Cada niño según la edad que tiene. No queramos pedir a un niño de 5 o de diez años que piense como uno de 18 y menos aún que piense como nosotros. No es posible.
El criterio por el que debería regirse la escuela es la racionalidad. Por eso los estudiantes que pasan por las escuelas deben ser tratados de forma racional si queremos que lleguen a ser más racionales. La escuela debe ser racional, el lugar de la racionalidad. Que sea vista de este modo por los estudiantes y por la sociedad en general. De esta manera habrá en la sociedad, ciudadanos, futuros padres, más racionales y valores más de acuerdo a la razón.
El aprendizaje dentro de una comunidad aumenta nuestras posibilidades de autocontrol. El ser llega a hacerse cuando imponemos hábitos conscientemente, los controlamos y controlamos el control de esos hábitos en nuestra conducta diaria. Este control es guiado por normas, criterios e ideales que hemos llegado a aceptar como válidos. Educarse es descubrir por nosotros mismos las normas, criterios e ideales válidos dentro de la comunidad. Lo más maravilloso del ser humano es nuestra habilidad para autocorregirnos cuando sabemos que nos hemos equivocado, y la comunidad es autocorrectora.
Otro punto importante en este modelo de educación es que partimos de una necesidad. Que lo que se aprende llene las expectativas del que aprende. Si el ser humano piensa es porque necesita pensar para resolver algo, para actuar. Si no siente esa necesidad ocurre que “podemos llevar un caballo hasta el río, pero si no tiene sed, no beberá por más palos que le demos”.
Sin embargo la capacidad de pensar nos libera del sometimiento servil al instinto, al apetito y a la rutina, al error, al fracaso.... La miseria y la opresión surgen de la ignorancia y de la superstición. Por tanto la educación es necesaria para eliminar la ignorancia y la sinrazón.
Lo que eleva al hombre por encima de los otros seres vivos activos, no es el pensamiento o el conocimiento por contraposición a la acción, sino la capacidad de actuar reflexiva e intelectualmente.
Desde un punto de vista personal el hogar, la escuela, el aula, como fuentes de vida. Nos preguntamos por qué este sistema de educación y los componentes del mismo nos empeñamos de manera tan enfermiza en castrar esa potencialidad, esa multidireccionalidad, hasta constreñirla unidireccionalmente en un proceso de aprendizaje que empobrece y que, a la postre, vuelve estéril nuestra experiencia del mundo? ¿Qué nos empuja a tan tamaña y monstruosa construcción de alienaciones en cuya savia no crece más que la autodestrucción?.
No busquemos que los estudiantes se entusiasmen por la filosofía, sino que la filosofía entusiasme a los estudiantes. No demos más importancia a lo que se aprende que a los que aprenden, a las personas, a los niños y jóvenes.
La clase debe transformarse en un lugar donde los niños y los jóvenes puedan crecer y desarrollarse. Debe ser algo con vida que, no sólo no impida el crecimiento de sus miembros, sino que lo favorezca, que invite a vivir a los que pertenecen a ella, evitando el aburrimiento y la falta de interés.
Todo sin perder de vista el objetivo de la propia filosofía y de cualquier ciencia: la búsqueda de la verdad. Para ello es igualmente necesaria una formación del profesorado diferente de la que existe hoy. Es un papel mucho más importante. Ya no transmite los conocimientos estereotipados, muertos, que le han transmitido antes a él, a alguien que ni siente la necesidad de los mismos. Ya no parecemos expendedores de cadáveres. Ahora el profesor es quien da vida a las aulas, es creador de necesidades, de ilusiones, de esperanza de vida.
Si se espera que el profesorado consiga que sus alumnos desplieguen una conducta inquisitiva, entonces deben ser enseñados por profesores que ejemplifiquen ellos mismos este tipo de conducta. Si se espera que los profesores enseñen a los niños a razonar, se les debe proporcionar práctica en el razonamiento que ellos mismos esperan de sus alumnos. Y sobre todo aprender a respetar los procedimientos de la investigación, si van a cuidar de ello en sus aulas.
La megatendencia es una corriente de pensamiento y acción, un comportamiento estable y generalizado, un modelo a seguir en cuanto lo educativo, el cuál vino a revolucionar en la educación en la ciencia y la tecnología que tan acelerados sorprendieron a padres, profesores y a la humanidad entera, sin estar preparados para lo que aconteciera, así como en lo ético- filosófico que permitiera integrarlos en la vida humana de modo gradual, equilibrado y positivo, y así mismo se dio lo sorprendente en los viajes interplanetarios, el auge de la informática, la tecnología genética, la ingeniería biomédica rompieron la estabilidad de los sistemas educativos, obligando a dar un giro de 180 grados: pasar del gis al power point, del pupitre individual y rígido, a las mesas colectivas y ensamblables, del libro de texto al internet, de las profesiones clásicas a la pluriespecialización; de la docencia centrada en la enseñanza del profesor, al aprendizaje centrado en la interrelación del alumno. Ante este gran cambio de nuevas tendencias educativas, es frecuente encontrarse con estilos educativos de padres y profesores que no responden a las necesidades actuales, patrones que se repiten de generación en generación, relacionados con el qué y el cómo de la educación, los cuales al tener su origen en circunstancias pasadas no permiten el buen desarrollo de la educación no haciendo útil el avance de la tecnología el cuál es una tristeza que aun y contando con ello no se utilice lo que ha sido de gran importancia.
Hoy se deja sentir la necesidad de un sistema de educación cuyo papel no sea solamente ponernos en condiciones de comprender un pasado relativamente estable y un presente inestable, papel que la escuela realizaba antes por medio de un tipo de aprendizaje que los autores de este estudio llaman "conservador"; lo que hace falta hoy, como lo preveía hace más de diez años la Comisión Internacional de la UNESCO para el desarrollo futuro de la educación, es un aprendizaje que sea anticipador y participativo.
Hoy día el “protagonista” del proceso educativo es el educando, y el educador ha pasado a ser facilitador, conductor, animador, los métodos o enfoques pedagógicos preferidos se han definido de formas diversas: ‘aprendizaje mediante la investigación’, ‘aprendizaje mediante el descubrimiento’ y ‘aprendizaje en clase abierta’.
"La educación no responderá eficazmente a los retos del cambio si se limita a actuar desde lo que no cambia, desde lo permanente. Ello supondría desfase, parálisis, inadaptación. Pero la educación tampoco tendrá éxito si se guía solamente por lo cambiante."
El educador de hoy, más que centrarse en la transmisión de una herencia del pasado, debe abocarse a la habilitación para forjar y afrontar escenarios futuros. Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan desarrollar habilidades de pensamiento y de acción, actitudes positivas hacia la vida, a través de modelos creativos e innovadores que les permitan saber qué hacer en situaciones variadas, dónde y cómo buscar la información que requieren en cada momento, además de adquirir hábitos de trabajo y convivencia que les permitan colaborar en equipos de trabajo interdisciplinarios y pluriculturales.
En relación a los sexenios empezaremos con el primero quien estuvo a cargo del Lic. Lázaro Cárdenas quien en su periodo de mandato sostuvo su reforma educativa la cual consistía en una educación socialista, excluir toda doctrina religiosa, combatir el fanatismo involucrando el concepto racional y exacto del universo, en cuanto a la labor docente deberían de ser agentes de cambio transformando pasado en presente, buscar una sociedad más justa , democrática y autónoma, guías de organizaciones populares contra las fuerzas conservadoras, además de ser los intelectuales se convirtieron en maestros plebeyos. Por consiguiente en el sexenio del Lic. Miguel Alemán Valdez su reforma educativa se basaba en una educación que imparta el estado, tendera a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentara en él a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia, conllevando a todo esto a ser una educación capitalista, donde también se garantizaba la libertad de creencia, armonizaba la facultad del ser humano, se dictamina una educación primaria obligatoria, una educación gratuita a nivel estado debiendo ser democrática, nacional que mejoraría la convivencia. En el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, para la educación pública se edificaron 90 escuelas y numerosos jardines de niños. De manera especial se impulsó la educación politécnica y la universitaria, pues fue Ruíz Cortines quien equipó las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México e inició los subsidios a las universidades de provincia.
En cuanto al sexenio de Adolfo López Mateos en 1960 planteamiento de reforma en la enseñanza normal, 1961 – 1962 se creó el instituto nacional de protección a la infancia y 1958 -1964 el mejor suceso del sexenio, haber logrado las metas fijadas.
En conclusión nuestra sociedad actual requiere que los sistemas educativos replanteen sus modelos de gestión, desarrollo y proyección con miras a formar nuevos profesionales dentro del ámbito de las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento, como otra posibilidad de acceder a la transformación y a la búsqueda estratégica de soluciones a la crisis que nuestros pueblos latinoamericanos viven actualmente.
El maestro como profesional competente, aparece en el contexto de las políticas neoliberales que pregona la competencia como habilidad para producir, de una forma empírica demostrable, los resultados deseables y socialmente aprobados con optimización máxima de recursos humanos y materiales.[5]
Como resultado de ese profesional de la educación en esos nuevos escenarios, debe formarse un nuevo ciudadano, un estudiante con capacidad para desempeñarse en lo cotidiano, con las nuevas herramientas conceptuales y metodológicas que proporciona la pedagogía. Con una mirada reflexiva frente a los conflictos de la sociedad y con un aporte critico frente a sus soluciones, es decir; un estudiante competente con una visión de futuro, un visionario que advierta las necesidades de una sociedad por venir en todos los ámbitos, y se comprometa en la construcción de un mejor país.
Como propuesta planteamos una “EDUCACIÓN RACIONALISTA Y CRITICA DENTRO DEL AMBITO BIOPSICOSOCIAL DEL INDIVIDUO”.

[1] BREDO, Eric. How can philosophy of education be both viable and good. Educational Theory [en línea]. Volume 52, (Number 3), 2002, p. 263-271, University of Illinois, EBSCO Publishing.
[2] CHÁVEZ, Justo. Filosofía de la educación superior para el docente. Cuba, Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, 2003.
[3] CARLA, Cittón. Filosofía y educación : ¿cuál es la expectativa?, 2000.
[4] BURBULES, Nicholas. The dilemma of philosophy of education : “relevance” or critique ? Part two. Educational Theory [en línea]. Volume 52, (Number 3), 2002, p. 349-357, University of Illinois, EBSCO Publishing.
[5] MARQUES, Graells, Pere. Los docentes, funciones, roles…Departamento de Pedagogía Aplicada. Facultad de Educación UAB, 2000.



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